miércoles, 20 de marzo de 2013

El Ábaco de mis Memorias


Que recuerdos bastan para permanecer en la historia, los que carecen de esa irrisoria elocuencia o los que deambulan entre las fugaces ensoñaciones de una vida acostumbrada a las normas, a lo cotidiano. Que memorias habrá que conservar sino las que contengan significados llenos de aromas, de locura, de irrealidad que nos ata al flujo de la vida vista desde un ángulo diferente, desde la torre más alta para ver de cerca el mundo, o desde el pozo más hondo para añorar las mañanas y sus soles.

Los recuerdos se me recorren como las sumas de un ábaco, se cargan de un lado dejando huecos, dejando restas, multiplicando exponencialmente aquellos que me han llenado de aires buenos, de sabores lindos, como la espuma de la cerveza o la humedad de una mujer, dividiendo hasta el ostracismo aquellas imágenes que no me dicen nada, de rostros hurtados a los álbumes del olvido, seguramente por su incapacidad de mostrar su humanidad, débil, rota, igual que la mía, igual que la de todos.

Habrá que condecorar las palabras de mi boca que se atreven a decirse, a contarse, a exponer su frágil existencia, para ser ellas mismas la historia de una vida llena de contrastes, de anécdotas que prefirieron existir a nunca ser habladas o recordadas. Triste de aquellos que las niegan por su incapacidad de saberse creadores, humanos, señores de la vida, cortesanos del tiempo, de aquellos que han desperdiciado el aire queriendo respirar el de los demás.

Historia del tiempo que ha recorrido sus segundos, del tiempo que no se detiene, de los amores y los odios, de excentricidades y represiones que se enamoran unas de otras, que se hacen el amor y engendran vanas memorias de días que quizá no debieron vivirse, pero que son indispensables para subir peldaños, escalar telarañas, escombrar viejos cajones llenos de viejas imágenes de lo que fue y no será o de lo que está siendo, respirando, comiendo, cogiendo, viviendo o llorando.

No cabe duda que en estos tiempos de pesadas y lentas elucubraciones, se necesita de una avispada mente capaz de almacenar algorítmicamente todas esas frugales y sobrias reseñas de lo que la vida nos otorga o nos quita, nos ilumina u obscurece, nos difumina, altera o ennoblece. Dónde está mi mente, hasta dónde me ha llevado, con todos nosotros, hasta dónde. 

Miércoles, 29 de Febrero de 2012
1:32 a.m

Por la Libertad, así como por la Honra se puede y debe aventurar la Vida.

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