domingo, 1 de diciembre de 2013

Recordando a Ricardo "Ronco" Robles

LO SUBVERSIVO DE PENSAR EN PRESENTE
de Ramón Vera Herrera. (extracto)


Para él [para el Ronco] siempre fue claro que era mejor la reflexión que las consignas. Reivindicó las historias y no la historia, fuera oficial o cualquier historia impuesta. No creía en el desarrollo sino en el equilibrio. Se burló de los intolerantes y de los sectarios y repudió el poder porque es ilusión de muchos y control de pocos y como cualquier acumulación (salvo la experiencia), cuando se tiene se vuelve sobre quienes lo amasaron y le pusieron trámite tras trámite hasta tornarlo amorfo, ambiguo, difuso y burocrático, violento y mortal.


Imaginó la imaginación, pero no esa que se consume consumiendo para siempre anhelar cosas, sino la que relaciona todo con todo.

Escuchó entonces e hizo de escuchar una herramienta. Calló y su silencio fue un espejo. Resonó como un puente al ser cruzado.

Entendió, como las comunidades [indígenas], que los medios justifican el fin, es decir, que el fin podía envilecerse según la manera de quererlo lograr, (lo que de nuevo es reivindicar el futuro, lo eterno, ahora). y que todo saber es colectivo o no será. Defendió hasta lo último la lógica, los tiempos, los modos y los espacios de los pueblos por sobre ideologías e imposiciones, viniveran de donde vinieran.


Insistió en que cualquier memorización de estos atisbos le quitaba el sentido a lo planeado. Que no se trataba de tirarle línea a los demás sino de decir y hacer y si eso le sugería a alguien algo que lo retomara, que lo dijera, que lo hiciera. Que no cabía ya la idea de educar a las masas, y sí la de aprender todo el tiempo de las personas y los colectivos. Que narrar las historias de cada persona o colectivo, pensar en cada persona, en cada colectivo, era darle luz, amplificación y posibilidad de nuevas conexiones con otras historias, con otras personas y colectivos.



Siempre pareció decirnos, pero no necesitó decirlo nunca porque lo ejercía todo el tiempo: la mayor creatividad es provocar la creatividad de los demás.

Sobre todo, y en eso remachó siempre burlón, cariñoso, necio, que no había por qué hacer decálogos, ni recetas, y en cambio siempre buscó entender las tendencias generales, las actitudes de fondo, la disposición de escuchar dándole paso a la experiencia, con la cual cada quien se daba la razón frente al mundo. 

(Texto completo en el libro de edición especial "Kwira 100 en memoria de Ricardo Robles, sj.")


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