miércoles, 3 de julio de 2013

Días de tormenta

Es el huracán de los días de tormenta, recostado sobre la alfombra, a tu lado, abrazados, contagiando el aire de su olor a tiempo. En este mar escondido entre cuatro paredes, cuyo oleaje se evapora mientras hablamos y sólo mi estómago se aquieta con una música de pianos y tambores.

Mis manos se apestan a tabaco incinerado. Suerte del humo que se va al cielo y mira todo desde arriba, ensuciando las narices, nublando la vista y las conciencias.

Y los ladridos quietos inundan mis oidos, es lo único que escucho, es lo único que retumba, es lo único que sé, por ahora...

Enero 2004




Antes de Dios




REFLEJO


Del mismo lado en que escribo, he olido mi aliento seco frente al espejo.
Veo estaño corroído y cepillos con cerdas gastadas.

Y no veo más que un cuanto tanto de lo que quiero, veo el sabor del suelo, tierra.
Un hilo de arena roja que no para de herir mi nariz.

Y también veo el mismo sueño cuasi imposible, el mismo viejo deseo algo marchito,
junto a él, en el caño, una maraña de pelos, supongo míos.

Del mismo lado en que escribo, aquí, lejos de cangrejos,
de sus brazos y sus abrazos, sus labios y sus besos, sus temblores,
sus sudores, aquí, con mi aliento siempre seco.


Febrero 2003