Es el huracán de los días de tormenta, recostado sobre la alfombra, a tu lado, abrazados, contagiando el aire de su olor a tiempo. En este mar escondido entre cuatro paredes, cuyo oleaje se evapora mientras hablamos y sólo mi estómago se aquieta con una música de pianos y tambores.
Mis manos se apestan a tabaco incinerado. Suerte del humo que se va al cielo y mira todo desde arriba, ensuciando las narices, nublando la vista y las conciencias.
Y los ladridos quietos inundan mis oidos, es lo único que escucho, es lo único que retumba, es lo único que sé, por ahora...
Enero 2004
El desborde del intempestivo corazón y sus intempestivas razones. Poesía melosa, opinión absurda, descripción borrosa, foto visceral, arte amateur y hormonal.
miércoles, 3 de julio de 2013
REFLEJO
Del mismo lado en que escribo, he olido mi aliento seco frente al espejo.
Veo estaño corroído y cepillos con cerdas gastadas.
Y no veo más que un cuanto tanto de lo que quiero, veo el sabor del suelo, tierra.
Un hilo de arena roja que no para de herir mi nariz.
Y también veo el mismo sueño cuasi imposible, el mismo viejo deseo algo marchito,
junto a él, en el caño, una maraña de pelos, supongo míos.
Del mismo lado en que escribo, aquí, lejos de cangrejos,
de sus brazos y sus abrazos, sus labios y sus besos, sus temblores,
sus sudores, aquí, con mi aliento siempre seco.
Febrero 2003
Suscribirse a:
Entradas
(
Atom
)