martes, 24 de abril de 2018

No nos dejen atrás.



No amordaces mi boca, ni mi aire. 
No amarres mis manos a los pies del desaire,
de tu vanagloria perversa.
No me quites a mis hijos, ni les rompas sus huesos,
con los mazos de tu furia, de tu enfermo deseo.
No desaparezcas mi rostro,
con tu efervescente indiferencia 
y el calor de tu odio. 

No seas los brazos del mal que te vio crecer, 
ni la boca blasfema que escupe desprecio.
No me arrincones con tu pasado y tus espejos rotos, 
ni me tortures con tus carencias.
No me ofendas, ni me angusties con tu frustrada elocuencia.
No me quites la ropa, ni me desgarres 
con tu lasciva condescendencia maldita.
No abuses de mi, no me lastimes, (perro o macho).

Tómate tu tiempo, vamos lento. 
Sólo tenemos que pensar. 
Podemos caminar distantes, pero al mismo tiempo. 
No hables en mi nombre, ¿no estamos aquí para creer?
Odio que me mires con menosprecio.

No me dejes atrás, ni te bebas mi sudor. 
No soy mascota de tu misericordia,
ni necesito caridad. 
Sólo, no me mates, ni de asfixia, ni de hambre, ni de olvido. 

17 Octubre de 2017.

No hay comentarios :

Publicar un comentario